En realidad, el sistema europeo de pensiones, gestionado con responsabilidad, es magnífico. Aún siendo un sistema solidario (también llamado de reparto), todo es medible y previsible numéricamente para usar las cotizaciones de manera responsable y guardar para las épocas más duras… porque como no podía ser de otra manera estamos abocados a vivir una época más dura: disminución del número de trabajadores cotizantes, los salarios han bajado y por tanto la cuantía de las cotizaciones también, y los porcentajes de cotización que rondan 1/3 del salario, están ya demasiado altos como para aumentarlos más. Resulta extraño que con este panorama, no se intente sustituir paulatinamente nuestro sistema solidario (o de reparto), por un sistema de capitalización, dónde las cotizaciónes de cada uno se invirtiesen en Fondos de inversión para recuperalos el día que el trabajador se jubile y entonces pagar su pensión. Las razones que se esgrimen para justificar los programas de pensiones de capitalilzación son parece ser, que hay algunos individuos que prefieren mucho más el consumo presente que el consumo futuro y tienen una aversión al riesgo muy reducida (arriesgan a que mueren antes de llegar a la jubilación), y cometen el error de subestimar sus necesidades de vejez.
Los programas públicos obligatorios tratan de mejorar el bienestar de los “miopes” evitando el que puedan tener equivocaciones costosas. Son buenas razones. Aún así, tenemos la impresión que al político medio le resulta difícil sustraerse a la tentación de tener a su disposición grandes cantidades de dinero procedentes de una partida tan cuantiosa como la de las cotizaciones de la Seguridad Social y gestionarla pensando en la inmediatez -relativa- del beneficio al ciudadano. Es preferible -y más vistoso- acometer la construcción de un auditorio, que preservar esos fondos para un futuro incierto…
Esta situación es la que hace que nos planteemos desde PENSUMO, una alternativa (que no sea de pago) a partir de la cual el ciudadano no tenga que quedar en manos de la gestión siempre dudosa de los gobiernos de turno. Ya nadie se fia de nadie: ni de los politicos, ni de los bancos, ni de los sindicatos… El individuo moderno se fía únicamente de lo que él sea capaz de conseguir… ¿estamos en la visión del humanismo tecnológico? No sería deseable, pero lo que si que es cierto es que una opción de capitalizar los retornos obtenidos por compra, y además con la garantía de una gran compañía internacional (ALLIANZ) que avale esos pequeños depósitos, porque a pese a todo, el ciudadano quiere solvencia.