Guerras frías y calientes, califatos, deudas mundiales, dinero que no sabe dónde posarse (pagar por que te lo guarden). Permanente nada fluída. Deudas y déficit. Déficit y deudas. Cada ciudadano pasa un test de estrés diario…
En medio de esta barbarie civilizada, donde un avión de pasajeros puede volatilizarse sin que se sepa quién o qué lo ha derribado, discurren las carreras dominicales de Fórmula 1. Como una misa de velocidad que se celebra en todos los continentes, en dictaduras, en satrapías y en democracias, de todos los credos y culturas. El circo de los bólidos ha globalizado la expectativa… y ha regulado el aburrimiento.
En medio de este ultramundo comercial en trance de civilización y en plena semibarbarie, aparece Fernando Alonso por los circuitos del mundo con su bólido rojo, un Ferrari que no corre.
El coche mantiene todo el glamour y el tirón de lo prohibido y lo exclusivo. Soporta las letras del mayor banco español y la gloria del Imperio Romano, que era muy de diseño. A fin de cuentas Roma inventó las mejores carreteras. Los legionarios veteranos hicieron la Zaragoza-Pamplona, por ejemplo, más deprisa que Fomento. Y aún dura.
El problema es que el Ferrari no corre. El Ferrari se atranca. El domingo pasado el bólido lento de Alonso se quedó seco en Monza, en Italia, en casa. El colmo. Y el otro Ferrari, el de Raikkonen, que no se rompió, llegó en novena posición. Dos campeones mundiales y los coches que no pueden mover ni los logos. ¿Será posible? Mercedes, Williams, McLaren, Red Bull… Todos pasan a las flechas rojas. Un desastre.
Los Ferrari se venden mejor que nunca. Incluso han reducido la oferta para hacerlos más exclusivos. Las cifras de negocio suben. Pero no gana carreras. Fiat, el grupo propietario, se impacienta.
Y Alonso, que lleva varios años esperando un coche con el que ganar, exhibe año tras año una serenidad zen. Resignación, paciencia, estoicismo. Carrera tras carrera, el asturiano intenta lo imposible con ese tastarro rojo. Y luego pone cara de póker y aguanta el petardeo de los motores, que al final siempre hacen la perla.
Cambian al director deportivo y peligra el mismo presidente. Pero el que de verdad aguanta la marca del cavallino rampante no es el presidente, ni los directivos: es Fernando Alonso, que a estas alturas (bajuras) de campeonato, mantiene el tipo y la escudería. Lo que hace Alonso con gran serenidad es lo más difícil que hay: saber perder.
Y por eso se venden tantos ferraris, aunque no ganen carreras. Porque allí hay un tipo que lo intenta un domingo tras otro, sabiendo que la máquina no puede con su alma.
La temporada está perdida para Ferrari y para la propia Fórmula 1, que cada año consigue ser un poco más espectacularmente aburrida. Priman las coreografías de los boxes sobre la competición en pista; la monserga de las gomas blandas, duras y mixtas es pura polución propagandística; la pugna interna entre Hamilton y Niko Rosberg –ambos del quipo Mercedes, imbatible este año- no puede sustituir a un auténtico duelo entre escuderías y pilotos.
Todos esperando la decisión de Alonso: si renueva con Ferrari y si se arriesga a irse a otro equipo. El coche lo es todo, el coche te da o te quita ese segundo y medio decisivo. La vida misma. Y ya vemos que un año aciertan unos –Red Bull, Mercedes…– y otro aciertan otros.
Las carreras que quedan – Singapur, Japón, Rusia, EE.UU., Brasil y Abu Dhabi- marcan el periplo por el mundo desquiciado que se debate entre el caos y el comercio. ¿Se suspenderá el GP de Rusia? ¿Aún será Estados Unidos la primera potencia? ¿Habrá llegado el Califato hasta las puertas de Abu Dhabi cuando le toque su carrera?
Allí estará Alonso con su mejor zen. Que tenga muchos podios.
Pd1: La paciencia de Alonso con sus coches patata es la misma que han de tener los compradores de modelos Ferrari: aquí está lista de concesionarios.
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http://www.formula1.com/races/calendar.html
La foto es del Facebook de Fernando Alonso: https://es-la.facebook.com/FernandoAlonsoOficial.
Schumi ganó siete campeonatos de F1, cinco de ellos con Ferrari.
http://www.fernandoalonso.com/
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La buena noticia es que Schumacher sale del hospital para seguir su recuperación en casa.
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Montezemolo abandona la presidencia de Ferrari
“Luca Cordero di Montezemolo dejará la presidencia del grupo automovilístico Ferrari el próximo 13 de octubre y será sustituido por el actual consejero de delegado de Fiat Chrysler, Sergio Marchionne”
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