Recientemente en El Economista aparecía esta información:
Para Rouse Magie Boudeguer, de Banca March, la opción más adecuada de cara al futuro será la transición desde el sistema actual de reparto a otro de capitalización obligatoria. “Es un tema muy complicado para los políticos, porque es un cambio que va a afectar a la gente ahora. El sistema de reparto no funciona, hay que cambiarlo”, afirma, aunque puntualiza que “si se quiere cambiar a un plan de capitalización, hay que poner dinero para quienes no llegan”. Opinión que comparte Víctor Alvargonzález: “Pasito a pasito, si nos van a bajar las pensiones nos tienen que ayudar a compensar”. Frente a los planes, que califica de “producto único malo y acompetitivo”, el responsable de Tressis propone la creación de una cuenta total o cuenta jubilación, “con las mismas limitaciones de uso, retirada y reembolso, pero en la que se pueda meter de todo: acciones, bonos, fondos, etc.”.
Desde Cortal Consors, Estefanía Ponte también apoya la idea de que el Estado incentive los planes privados, y pide la recuperación de la cuenta vivienda. Antonio Salido, de Fidelity, propone bonificaciones fiscales a las personas que quieran aportar de más para su pensión sobre los niveles actuales -10.000 euros al año hasta los 50 años y 12.000 a partir de esa edad-. Ponte propone que, dado que se trata de un tema “socialmente complicado”, que si alcanza un pacto se realice “una campaña de comunicación correcta” en la que se explique con claridad la situación y las ventajas de suscribir un plan privado. Todas las fuentes consultadas coinciden en la necesidad de mejorar la cultura financiera de los españoles, algo que debería empezar desde las aulas de los colegios.
Dotar de liquidez a los productos destinados al ahorro para la jubilación es otro de los puntos clave de cara a la reforma. “No sólo al plan, porque vemos muy positiva la libertad de elección, la competencia mejoraría los resultados”, resalta el responsable de Citi, que habla tanto de bonificaciones como de incentivos al ahorro. García también propone que se prohíba la remuneración en especie por contratar un plan de pensiones -la clásica vajilla de regalo-, fomentando en su lugar “la cultura de selección”. De hecho, en el banco americano calculan que, si en vez de elegir un plan por el regalo se hiciera por sus bajas comisiones y por su track record (historial de rentabilidades), con la diferencia que se podría ahorrar el partícipe podría adquirir, con los ahorros de cinco años, un crucero de lujo; con los ahorros de diez años, el margen serviría para pagar la universidad de sus hijos; y con la cantidad que se podría ahorrar en 15 años según el plan elegido -cifran la diferencia en 76.367,6 euros-, se podría adquirir un coche deportivo de gama alta.
“La gran ventaja de España es que puede aprender de los errores de otros países, para no meter la pata”, afirma Boudeguer. En este punto, los dos sistemas de pensiones que son referencia, por sus sostenibilidad, son el sueco y el chileno; en este último, es obligatorio destinar el 16 por ciento del salario bruto a aportaciones a un plan de pensiones, según apunta el responsable de Fidelity. Otra de las características de este modelo es que la gestión de las pensiones públicas se encarga a varias gestoras de fondos, que tienen un nivel muy alto de competición entre ellas. Salido propone que se copie este modelo en España, permitiendo por concurso público el acceso de varias gestoras que compitan entre ellas, con un componente de castigo como el aplicado en Chile para las que peor administren el dinero público: que cubran las pérdidas con dinero de su propio balance.
Y aquí en España, y nacido concretamente en Zaragoza, existe PENSUMO, un plan de ahorro que nos permite ir acumulando dinero con los gastos diarios de nuestras compras en los comercios asociados. Una nueva fórmula gratuita para el cliente que nos permite ahorrar pensando en un presente y en un futuro.