En el principio eran los contenidos. Luego ya vino todo lo demás.
Los refugiados, al principio, son contenidos para Europa, que anda escasa de cosas de qué hablar y, lo que es peor, de cosas en qué pensar.
No sabe pensarse a sí misma, sigue atascada en los países, en la jerarquía no reconocida, de facto. Habla Merkel y todos sabemos que habla la jefa, pero no está escrito en ninguna parte. Merkel gobierna sin papeles, con la fuerza de los hechos y del Bundesbank.
En principio fueron los contenidos. Usar las vidas para contarlas, para contarnos, lo buenos que somos. Cómo hacemos las portadas de forma democrática, con sensibilidad.
Las portadas ya no existen, excepto en la imaginación y la nostalgia de los que las hacen. Las portadas duran cinco minutos, o menos. Hasta que pasa otra cosa.
Europa existe estos días gracias a los refugiados: ese plus de vitalidad, de vigencia hay que agradecerlo acogiéndolos y dándoles la ciudadanía, sin más burocracias ni papeles. Los papeles, para las portadas.
Europa existe gracias a los que quieren refugiarse en ella, los refugiados exaltan el valor incalculable de la UE, ese fabuloso invento atascado: el primer valor es la paz: esfuerzos ya históricos de Europa por no matarse, que es lo que ha hecho siempre durante milenios. Ese valor lo olvidamos a menudo, cegados por los agobios diarios. Ese valor, ese éxito mundial, nos lo recuerdan los refugiados.
El primer mundo tampoco despega, nadie despega. La única forma de ser primer mundo es ejercer esa responsabilidad y aprovecharla para hacer negocios: ya no hay que ir a invadir, ya no hay que colonizar -clonizar- a fuerza de bombas, ni siquiera de dinero o wifi: solo hay que mantener la ley, el derecho, el registro, y acoger a los que llegan, que tanta falta hacen.
Efecto llamada: sí. Es el mejor marketing, la única forma de hacer marca. Esto vale para los Estados, para la UE, para EE.UU. y especialmente para las grandes corporaciones: la primera que fabrique una remesa de chambergos para refugiados, con su marca bordada, se hará de oro.
Contenidos globales. La bondad es lo que más vende.
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El Papa ha dicho que cada parroquia debería acoger a una familia de refugiados, empezando por la suya propia, la del Vaticano, que son dos parroquias. Pero, como siempre, no le hacen caso. Los curas no están para nada, han pasado hace años la edad de la jubilación, no hay relevo y el que llega, de otros continentes, es escaso. también dijo el Papa hace tiempo que las iglesias deberían ser hospitales de guerra, y no lo son. El Papa dice muchas cosas, pero no hay cadena de mando, no hay energía.